sábado, 21 de abril de 2007

Textos Maestros: Eero Saarinen


Pienso que la naturaleza es la suma total de un entorno físico que es obra del hombre; sólo dejo afuera a la naturaleza. Se podría decir que es una naturaleza hecha por el hombre. Es la suma total de todo lo que nos circunda, desde la planificación de la ciudad, que incluye las calles que recorremos, los postes de teléfono y los carteles de publicidad, hasta el edificio y la casa donde trabajamos y vivimos; y no termina ahí sino que debemos tener en cuenta la silla en que nos sentamos y el cenicero que recoge las cenizas de nuestra pipa. Es verdad que el arquitecto actúa solo en un estrecho sector de este amplio teclado pero esto es simplemente un accidente histórico. El alcance global es mucho más amplio que el que reclama como suyo. De manera que, a la pregunta: ¿cuál es el campo de aplicación de la arquitectura? Yo contestaría: la totalidad del entorno físico del hombre, puertas afuera y puertas adentro. Y bien ¿cuál es el propósito de la arquitectura? También aquí delimitaría yo un campo más ambicioso. A mi juicio, la arquitectura trasciende su significado utilitario, provee albergue a las actividades del hombre sobre la tierra. Es esto, no hay duda, pero creo que tiene que desempeñar un papel mucho más fundamental para el hombre, casi de orden religioso. El hombre esta sobre la tierra durante un periodo muy corto y no se halla muy seguro de cuales son sus propósitos. La religión le brinda su finalidad primordial. La permanencia y la belleza, así como la significación de su entorno le dan confianza y un sentido de continuidad. Así pues, a la pregunta: ¿cuál es el propósito de la arquitectura? Yo contestaría: albergar y realzar la vida del hombre sobre la tierra y colmar su convencimiento de la nobleza de su existencia… Soy hijo de mi tiempo. Soy partidario entusiasta de los tres principios comunes de la arquitectura moderna: función, estructura, y ser parte de nuestro tiempo. En mi esta profundamente arraigado el principio de respetar la función, así como lo esta en otros que pertenecen a esta época. Pero, al igual que otros, no recurro a él para resolver mis problemas arquitectónicos. Sin embargo, a veces, el problema y el momento son propicios para un enfoque funcional enteramente nuevo de un problema (como en el aeropuerto de Washington, para aviones a chorro) y en esos momentos las función puede llegar a convertirse en principio rector, dominante en la formula del diseño. A lo largo del siglo presente, el principio de “honestidad estructural”, ha pasado a ser curiosamente “expresión de estructura” y finalmente “expresionismo estructural”. La integridad estructural configura un principio potente y perdurable y yo no quisiera apartarme jamás de él. No obstante, el hecho de expresar la estructura puede contribuir a la suma total y a los otros principios. El tercer principio común de la arquitectura moderna –tomar conciencia de la manera de pensar y de la tecnología de nuestro tiempo- constituye para mí un desafío constante. Siempre quiero descubrir las nuevas posibilidades de los nuevos materiales de nuestro tiempo y aplicarlas apropiadamente en el diseño arquitectónico. Si, verdaderamente me consagro a estos tres principios básicos de la arquitectura moderna. Pero, a mi entender, no son necesariamente los únicos pilares sobre los cuales debe descansar nuestra obra. La gran arquitectura del pasado no se apoyó solamente en ellos. Existen otros principios igualmente importantes o aun más. Cuando abordo un problema arquitectónico, trato de reflexionar para descubrir su significación real ¿cuál es su esencia y como puede capturarla la estructura en su totalidad? ¿Cómo puede el edificio en su conjunto trasmitir emocionalmente el propósito y el significado que encierra? Una parte del propósito que inspira a la realización de la arquitectura es comunicar un significado de claro sentido y, por lo tanto, para mi es un principio fundamental de nuestro arte. Otro principio en el que creo es que un edificio no puede ser emplazado en un sitio, sino que debe brotar de él. A mi criterio, la arquitectura no es sólo un edificio, sino que comprende a éste en relación con su entorno, se trate de la naturaleza o del medio creado por el hombre. Estoy firmemente convencido de que cada edificio debe estar cuidadosamente relacionado con el conjunto, en el espacio exterior que crea. Su masa, su escala y materiales deben llegar a constituir un elemento de realce, dentro del medio global. Esto no quiere decir que el edificio deba rendirse ante la suma total de las cosas. Cualquier obra de arquitectura debe mantener alta la cabeza. Pero es preciso hallar la forma de unir el conjunto porque la totalidad del medio es más importante que el edificio aislado. La forma externa de mi trabajo varía mucho pero, dentro de la solución de cada problema, existen principios subyacentes que la consolidan y ligan cada uno de los edificios que he levantado con cada uno de los otros. En realidad, si no pareciera una ostentación, yo diría que el común denominador de mi obra es una filosofía constante: el respeto constante a los principios que creo.

Eero Saarinen
, Remarks at Dickinson College, conferencia 1959 [fragmento]

Este texto forma parte de la recopilación de escritos de los maestros realizado en la cátedra por el cuerpo docente de Historia 3, y disponible en la página de Internet en la sección Apuntes.
Fotografía de la Terminal TWA, New York 1962

Editado por el arq. Martín Lisnovsky

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